
Museo nacional chavín, tinkuy entre pasado y presente

El origen
Julio C. Tello en 1940 ya manifestaba su inquietud porque no hubiera un espacio de reunión y exhibición de los fabulosos hallazgos de Chavín. En el año 2008 se inaugura el Museo Nacional Chavín, obra ejecutada por el Ministerio de Cultura del Perú con el cofinanciamiento del Fondo General de Contravalor Perú – Japón.

Memoria de Chavín
La arquitectura del museo se inspira en las formas de Chavín de Huántar. Así, el frente está diseñado como una gran plaza hundida en torno a la cual se levanta el museo mismo y el Centro Internacional de Investigación, Conservación y Restauración de Chavín. El conjunto se eleva en un terreno de 630 m2.

Piezas en exhibición
El museo exhibe cerca de 250 piezas, la mayoría imponentes esculturas líticas. El objeto central es el Obelisco Tello. Destaca la serie de cabezas clavas que muestran el proceso de transformación del hombre en felino, propiciada por la ingesta de San Pedro.
Museo vivo

“Lápidas” y pututos
En el recorrido por las distintas salas del museo el visitante encontrará numerosas “lápidas”, así llamadas a cuadrados de granito sobre los cuales se han tallado íconos en los que predominan las representaciones mitológicas compuestas por elementos tomados de la serpiente, el jaguar y el halcón. Los pututos también se encuentran en exhibición.

Museo vivo
El Museo Chavín desde sus inicios actúa como una institución volcada hacia la comunidad a través de diversas actividades para niños y adultos. Charlas, exposiciones temporales, talleres, visitas guiadas, cuentacuentos, son algunas de las propuestas que el museo realiza. Para los niños hay una sala lúdica en la que s aprende jugando.

Don Zósimo Melgarejo
Julio C. Tello tuvo como asistente a Marino Gonzáles, quien se convirtió en un erudito vigilante del conjunto de Chavín. A su vez Gonzales fue ayudado por un joven llamado Zósimo Melgarejo, hoy un personaje clave en la conexión entre el museo y la comunidad; sus relatos son especialmente apreciados por los niños.

Lo cuenta don Zósimo
Uno de los relatos que más se le solicitan a don Zósimo es el de la permanencia del Lanzón en Chavín. Tello tenía la intención de trasladar a Lima esa pieza además de la Estela y el Monolito. Sin embargo, un tremendo huayco cayó sobre el conjunto arqueológico, sepultando al Lanzón: el ídolo decidió quedarse en Chavín.