
El mundo Wari en El Castillo de Huarmey

Cuna de civilización
Las primeras civilizaciones prehispánicas tuvieron como lugar de origen el paisaje costero de la región Ancash, afincada entre los ríos Santa y Huarmey, un área determinante para nuestro conocimiento de los procesos acaecidos en la prehistoria sudamericana. Cuna de las más antiguas civilizaciones, fue aquí donde los primeros imperios prehispánicos se fueron definiendo por completo.

La prehistoria costera
Entre el 10 500 y 6000 a.C. la costa norte y parte de la costa central del Perú han sido ocupadas por grupos pertenecientes a una sola tradición regional. Hay evidencias de la fabricación de armas y de utensilios de caza y pesca, para aprovechar la fauna de las lagunas, del mar y de la loma.

Grandes cambios
En esa etapa se daban cambios climáticos causantes de transformaciones en el hábitat humano. La última glaciación y la paulatina transformación de las condiciones medio-ambientales, la elevación de las temperaturas y los deshielos, son factores que repercutieron en la variación de la línea de litoral, en la cobertura boscosa y en el relieve de terreno.

Sedentarización
La domesticación de las plantas y animales así como el surgimiento de estamentos religiosos y sociales, marcan el tránsito entre comunidades recolectoras – cazadoras a sedentarias. Surgen los primeros centros urbanos con su arquitectura monumental. Este proceso, llamado en arqueología se dio en el área centro andina entre el IV y el III milenio a.C.

Centros ceremoniales
Destacan centros ceremoniales construidos en el II milenio a.C., luego de la introducción de la cerámica, como la pirámide principal de Sechín Alto, cuya base de 300 por 250 metros, supera a la planta de la pirámide de Keops. No menos impresionante es el asentamiento de Pampa de las Llamas-Moxeque, en el mismo valle de Casma.

Cuerpos desmembrados
En este lapso se desplegaron estilos propios de arquitectura y arte figurativo en relieves arquitectónicos, morteros esculpidos y en telas pintadas, imágenes que dan cuenta de la complejidad de las creencias de estos hombres. La singularidad de Cerro Sechín se encuentra en la representación de jerarquías signadas por cuerpos humanos cercenados durante algún sacrificio ritual.

Antigüedad de la chicha
El arqueólogo Duccio Bonavia establece la domesticación del maíz y la tradición de conservar los productos agrícolas (maní, frejol, maíz, etc.) cubriéndolos con arena; así los pobladores de Huarmey de hace 4000 años tenían una seguridad alimentaria para las épocas de escasez. El cultivo del maíz se destinaba con prioridad a la producción de chicha de jora.

Trece torres
Hacia 300 a.C. aparecen fortificaciones en los valles de Virú y Huarmey. Estas “fortalezas”, como Chankillo en el valle de Casma funcionaban como templos, refugios en caso de conflictos y guerra; y observatorios astronómicos. En Chankillo existe un sistema calendario basado en el registro de la salida y la puesta del sol dominado por Trece Torres.

Chimú en Ancash
Alrededor del año 1350 d.C. los chimú expandieron su dominio hacia el sur, llegando hasta el valle de Casma donde construyeron su centro provincial en Manchán. Después de la caída del imperio Wari se dieron fuertes cambios culturales y en la zona alrededor del siglo XI d.C. surge la cultura Casma.
El castillo de Huarmey

Castillo de Huarmey
Hace doce siglos en la costa ancashina se estableció un nuevo centro de poder Wari que tuvo como capital al hoy conocido como Castillo de Huarmey. Siglos antes de que los incas subieran al poder, los gobernantes Wari desarrollaron en esta zona una cultura que creó obras únicas de arte y arquitectura.

Ubicación en el tiempo
El sitio Castillo, ubicado cerca de la ciudad de Huarmey, es el más extenso del periodo Horizonte Medio (600 – 1050 dC.) si nos referimos a la parte meridional de la costa norte peruana y es el único conocido hasta la fecha en donde la presencia Wari se vislumbra en todo su apogeo.

Arquitectura monumental
El conjunto arqueológico abarca más de 45 hectáreas, 17 de las cuales muestran restos de arquitectura de importancia y zonas funerarias dispersas. El sector central está dominado por dos edificaciones monumentales, una de ellas el Castillo, construido con adobe y piedra, que tradicionalmente fuera interpretado como una típica huaca o pirámide costeña.

Panteón wari
El monumento emplea enormes vigas de madera y abarca la cima de un largo espolón rocoso. Con el tiempo, el crecimiento del sitio –fruto de la construcción de torres funerarias en la cima de dicho espolón- develó al Castillo como una suerte de “panteón” o templo de culto a los ancestros wari.

Plataforma baja
Hacia el sur se encontraba una imponente construcción sobre una plataforma baja, la que actualmente luce recortada en buena parte por la ampliación de los campos de cultivo y el impacto de fenómenos naturales, de modo que solo se conservó un segmento de este conjunto ceremonial y/o residencial, con construcciones elevadas, originalmente techadas.

Unión de los mundos
La arquitectura de Castillo se alinea con el típico palacio de los Andes prehispánicos, con plazas amuralladas sobre plataformas usadas para legitimar el poder de los soberanos frente a sus vasallos durante festividades rituales: un lugar donde se unían el mundo secular y el sagrado, los soberanos y sus ancestros.

Investigación arqueológica
El Castillo de Huarmey desde el año 2010 se encuentra en investigación por parte de un equipo de arqueólogos polacos y peruanos con auspicio institucional y financiero de la Universidad de Varsovia, la Pontificia Universidad Católica del Perú, la National Geographic Society, el Centro de la Ciencia de la República de Polonia y Antamina.

Mausoleo imperial
En finales del 2012 el equipo de arqueólogos encontró la cámara funeraria intacta de un gran mausoleo imperial. Ubicada en la cima de una colina rocosa, la necrópolis se construyó con adobes, piedra y madera. El mausoleo principal domina la zona. Su fisonomía de varios pisos solía estar decorada con estuco de color ocre.

Mujeres enterradas
La cámara funeraria se encontró sellada con una capa de adobes. La tumba contenía 58 cuerpos de mujeres de la aristocracia que contaban entre diez y sesenta años de edad; seis sacrificios humanos, más de 1,300 juegos de valiosos objetos hechos de plata, oro, bronce, piedras semipreciosas, alabastro, madera y otros materiales.
La tumba real

Tumba de la reina Wari
El mausoleo develó un complejo contexto funerario ordenado según sofisticadas reglas. Tres cuerpos de mujeres del más alto estatus social (un de ellas acompañada por el cadáver de un niño), fueron enterradas en tres sub-cámaras. La sub-cámara central fue la tumba de la reina Wari. Todas las mujeres fueron enterradas con un ajuar excepcionalmente rico.

La reina tejedora
La reina Wari murió a los 60 años de edad. Su cuerpo de 1,5 m de altura, estaba colocado en posición sentada. Muestra típicos rasgos de la mujer andina. En vida perdió la mayoría de sus piezas dentales debido a una dieta rica en carbohidratos. Su principal ocupación fue hilar y tejer.

Nacidas en Huarmey
El estudio de isótopos de estroncio en los dientes del cadáver de la reina reveló que tanto ella como sus acompañantes nacieron en Huarmey y que a pesar de vivir tan cerca al mar, la dieta de las aristócratas estuvo compuesta por alimentos terrestres como maíz y carne de animales.

Numerosos objetos personales
El hallazgo muestra más de 1,300 objetos que son los ajuares de las mujeres y las ofrendas mortuorias adicionales. Destacan las orejeras de metal, dijes, tupus y anillos; las hachas, cuchillos, estólicas; y los instrumentos para tejer (telares, husos, piruros, cucharas con pigmentos además de recipientes de cerámica, metal y piedra tallada).

Tesoros tejidos
Todas las mujeres halladas en vida participaban en la producción de finos tejidos decorados, que eran considerados signos de poder y riqueza. Entre las tejedoras podrían encontrarse tanto las coyas como las ñustas de sangre real, las que según el cronista Garcilaso enseñaban a otras mujeres las artes del tejido y el hilado.

Reconstrucción del rostro
El escaneo del cráneo de la reina permitió la reconstrucción del rostro de la mujer, tarea a cargo del escultor y arqueólogo sueco Oscar D. Nilsson, quien utilizó para ello las más modernas técnicas forenses. Se trata del primer caso de una reconstrucción hiperrealista del rostro de una mujer prehispánica.

Rol de la mujer
El Castillo constituye una de las necrópolis más ricas de las élites del Perú prehispánico; su hallazgo demuestra cómo la élite femenina desempeñaba un rol determinante en la consolidación del poder y la unificación de vastas tierras dominadas por el Imperio Wari. La elevada posición social de las mujeres sugiere una vida casi libre de estrés fisiológico.

Equipo de arqueólogos
Los arqueólogos polacos Patrycja Przadka Giersz y Milosz Giersz tuvieron sus primeros contactos con Castillo de Huarmey en el año 2000. La segunda temporada de excavaciones se da entre 2012 y 2013 a través del Proyecto de Investigación Arqueológica Castillo de Huarmey (PIACH), apoyado básicamente por la Universidad de Varsovia. El arqueólogo peruano Roberto Pimentel completa el equipo.